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Crear desde la diversidad

Crear desde la diversidad

En los talleres Flor de Arte, de Fundación Coanil, más de cien artistas de diversas edades desafían su discapacidad a través de la creación artística. El resultado es una obra de gran riqueza plástica y una oportunidad de mejorar su calidad de vida y su conexión con el entorno.
 

Más allá de las dificultades que podamos tener, es posible que muchos llevemos a un artista en el corazón. Algunos llegamos al mundo con pequeñas dificultades; otros, tenemos en contra grandes limitaciones. Aun así, las aptitudes y el interés por expresarnos suele abrirse camino cuando contamos con apoyo y empuje. Con lápiz, pincel, brocha o, simplemente, sus manos, un grupo de artistas con discapacidad intelectual hace arte en un ambiente de alegría y contención, en el que aprende, disfruta y se supera.

Al dar vida a su proyecto Flor de Arte, en el año 2007, Fundación Coanil creó un espacio de inclusión artística para personas con algún tipo de limitación intelectual o física, o alteración psicológica o psiquiátrica, provenientes de algunas de sus residencias. Actualmente, el programa –que se desarrolla en Santiago, Viña del Mar, Concepción y Puerto Montt- mantiene a cerca de cien alumnos, cuyas edades fluctúan entre los doce y cincuenta años.

En el taller de su sede, en pleno barrio Ñuñoa, un grupo de artistas de diferentes edades crea con entusiasmo. Algunos pintan con acrílicos, otros lo hacen con plumones, témperas, esponjas o lápices de colores. Los que tienen la suerte de moverse autónomamente, trabajan de pie ante cartulinas y papeles colgados en las paredes. Otros, que dependen de sus sillas de ruedas, dibujan y pintan sobre las mesas dispuestas para ello. Todos se hallan inmersos en la creación de sus obras, que surgen de su imaginario y cobran vida en la comunión de forma y color.

La licenciada en Arte Patricia Clede está a cargo del taller. La acompaña Bárbara Oliva, una joven estudiante de Diseño que ingresó voluntariamente al programa después de saber de su existencia a través de Internet. Ambas entregan materiales a los alumnos y los guían en su trabajo, entregándoles apoyo emocional y ayudándolos a expresarse y a potenciar sus habilidades, todo ello en un ambiente de gran contención terapéutico. Los mayores bordean los cuarenta años de edad; el menor, tiene solo trece años. Además de pintura y dibujo, desarrollan trabajos de costura, collage, bordado e, incluso, escritura creativa.

Eduardo Galleguillos, Director de Comunicaciones y Marketing, explica que Flor de Arte es una instancia terapéutica que busca facilitar la creación de un modo colaborativo con artistas profesionales, promoviendo el valor de la diversidad en la expresión creativa, a partir del reconocimiento de que la experiencia creadora mejora la calidad de vida y fortalece e integra a las comunidades.

La iniciativa se ha ido transformando en un medio para mostrar el potencial de las personas con discapacidad intelectual, derribando prejuicios acerca de sus habilidades y permitiéndoles a ellos mismos una nueva forma de conexión con el entorno, que se centre en sus capacidades y les entregue una nueva visión de sí mismos. Esa es la primera línea de acción de Flor de Arte.

La segunda, consiste en el diseño y desarrollo de joyas, textiles, papelería y cerámica, elaborados a partir de las imágenes y obras generadas en los talleres, las que poseen gran riqueza artística. A través de la venta de estos objetos, se busca difundir el valor de los trabajos y, por otra parte, apoyar el financiamiento del proyecto.

Desde su creación, Flor de Arte ha realizado diferentes actividades y exposiciones. Entre ellas, “Workshop”, en el Centro de Extensión del Consejo de la Cultura de Valparaíso (agosto 2010); “Narrativas Cromáticas”, en la Biblioteca Nacional (agosto y septiembre 2010); y una muestra en Artequín (2010). En marzo pasado expusieron por tercer año consecutivo en la sala de arte CCU, donde esperan realizar una nueva muestra el marzo del 2014.

Hasta el terremoto de febrero del 2010, la institución contaba con una galería de arte en el cerro San Cristóbal, la que quedó destruida a raíz del fuerte sismo. Esta constituyó el primer espacio para artistas con discapacidad. En Flor de Arte mantiene la esperanza de volver a contar con un recinto donde difundir más ampliamente su valiosa obra.

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